La industria de la televisión vía satétile tuvo en el norteamericano Robert Cooper a su pionero: con una antena parabólica doméstica de 6 metros de diámetro recibía las señales de los únicos tres sátelites que en 1976 estaban disponibles para el servicio de transmisión de televisión. En ese tiempo no había señales codificadas y todo aquel que tuviese una antena parabólica podía disfrutar las transmisiones satelitales de manera libre, lo que ocasionó que los emisores trataran de declarar ilegales a las antenas parabólicas caseras.
↧